Se recomienda visitar al dentista por primera vez al completarse la primera dentición, en torno a los dos años y medio o tres. No obstante, puede hacerse también al cumplir un año o con la erupción de los primeros dientes. Y, por supuesto, ante cualquier problema que surja en esos primeros dientes o en la erupción de los mismos. Además, esa primera visita al odontólogo resulta muy útil como toma de contacto con el odontólogo, para crear confianza, con el fin de evitar futuros miedos o temores que surgen en algunos pacientes o niños, sobre todo cuando su primera visita es directamente para un tratamiento, como el empaste de una caries.
Acudir al dentista periódicamente ayuda a detectar problemas a tiempo y evitar tratamientos tardíos y de urgencia. Aunque no se sientan molestias ni dolores, hay trastornos asintomáticos o que se sienten en fases avanzadas. Además, las necesidades de ortodoncia muchas veces no se perciben a simple vista. Así, las revisiones periódicas son una medida de prevención. La periodicidad de las visitas depende de la edad y el estado de su dentadura. Suelen oscilar entre seis meses y un año.
Lo ideal es lavarse los dientes después de cada comida. Si no es posible, por lo menos debe realizarse el cepillado dental dos veces al día, y siempre por la noche antes de dormir. También es importante el tiempo dedicado a lavarse los dientes y el método. Se recomienda que el cepillado dure en torno a dos o tres minutos. La mejor técnica es con un cepillo suave colocado en ángulo de 45 º, con movimientos cortos adelante y atrás y circulares, cubriendo por completo los dientes. Siempre hay que cepillar los dientes por dentro, por fuera y por la zona de masticación. Se debe cambiar el cepillo cada tres o cuatro meses.
Hay pastas de dientes para problemas determinados. Por ejemplo, hay algunas centradas en prevenir las caries gracias a su alto contenido en flúor para reforzar el diente y mineralizarlo. Para problemas de inflamación de encías (gingivitis), existen dentífricos con sustancias con actividad antiséptica. Cuando la gingivitis llega hasta los ligamentos y el hueso que sustenta los dientes (periodontitis), puede ayudar el uso ocasional de pastas dentales con clorhexidina. Su utilización no puede prolongarse mucho porque en ocasiones provocan manchas. También hay pastas que ayudan a eliminar manchas de los dientes y a mantenerlos blancos y otras para quienes sufren deterioro del esmalte dental o retracción de las encías. Para quienes llevan ortodoncia, existen dentífricos que protegen el esmalte y las encías de la acción de los dispositivos de ortodoncia. Además, hay pastas especiales para niños, con la cantidad de flúor recomendada para su edad. En todo caso, siempre son más recomendables las pastas de farmacia.
Los enjuagues bucales son un complemento de la higiene bucodental. Pero nunca deben sustituir al cepillado. Suelen ayudar a reforzar el esmalte, reducir la sensibilidad dental, eliminar bacterias y combatir el mal aliento. Por ello, su uso es más recomendable en pacientes con halitosis, mayor propensión a caries por problemas en el esmalte dental, gingivitis o periodontitis.
La seda y el hilo dental ayudan en la higiene interproximal. Su uso elimina la placa dental o los restos de alimentos que quedan en los espacios interdentales, además del margen entre el diente y la encía. Se debe usar al menos una vez al día. El cepillo interdental también ayuda a limpiar las áreas entre los dientes. Puede resultar más útil en los casos en los que los espacios entre los dientes son grandes. Así que el uso de uno u otro dispositivo depende de la dentadura y los problemas de cada paciente. Debe ser el dentista el que aconseje a cada persona cuál emplear. También son muy útiles los irrigadores bucales como complemento al cepillado.
La patología más común son las caries dentales, las cuales pueden producirse a cualquier edad. Consisten en lesiones provocadas por la acción corrosiva de las bacterias de la boca que destruyen los tejidos del diente. La forma más eficaz de prevenirlas es una buena higiene diaria. Su tratamiento es el empaste u obturación. Consiste en limpiar la cavidad en la que está la caries y rellenarla de un material llamado composite, que imita el tono exacto de la pieza con caries. A este problema, le siguen en cuanto a prevalencia la gingivitis (inflamación y enrojecimiento de las encías por acumulación de placa bacteriana) y periodontitis (progresión de la gingivitis afectando al hueso).
Se trata de un dolor agudo de corta duración como un pinchazo en los dientes que surge ante estímulos térmicos (comidas y bebidas frías o calientes), químicos o táctiles. Se produce cuando la dentina blanda de dentro de los dientes queda expuesta con pequeños agujeros. De esta forma, estos agujeros sirven como canales que van hasta el centro del diente, donde se encuentra el nervio. Así, al comer cosas frías, calientes, dulces o ácidos, ese estímulo llega al nervio produciendo como una punzada. La dentina puede quedar expuesta por la recesión de las encías o el desgaste del esmalte.
La mejor manera de sustituir una pieza dental perdida (por caída o extracción) es con un implante. Se trata de la colocación de un tornillo en el hueso del maxilar que actúe como una raíz artificial para sustentar una corona de cerámica del mismo tono que los demás dientes. El tornillo se une al hueso biológicamente mediante un proceso llamado osteointegración. Esta técnica permite que el implante y la corona parezcan un diente más del paciente. Es el tratamiento más duradero y fiable, frente a otras opciones como prótesis o puentes dentales removibles, que se adhieren a las encías más deficientemente.
No. La ortodoncia puede colocarse a cualquier edad para mejorar no sólo la estética de la boca también la funcionalidad ya que la ortodoncia no solo permite la alineación dental sino que también mejora la oclusión, logrando un mejor contacto entre las piezas dentales. De esta forma se evitan problemas como el desgaste dental, se mejora la higiene dental y se reducen las alteraciones de la articulación de la mandíbula.
Los tratamientos con brackets metálicos, como con brackets cerámicos y ortodoncia invisible son igual de efectivos. El empleo de un tipo u otro de ortodoncia dependerá de las necesidades estéticas del paciente aunque, en algunos casos, puede estar determinado por las necesidades del tratamiento, como en caso de grandes apiñamientos donde está indicado el uso de brackets.
El miedo a la consulta con el dentista, u odontofobia, es un miedo irracional que algunas personas manifiestan en la consulta del odontólogo. La confianza en los profesionales de la clínica dental, una adecuada comunicación con el paciente y la información sobre las características del tratamiento son factores que ayudan a superar este tipo de miedos. El manejo del paciente por parte del odontólogo y su experiencia en estos casos es un factor que también marca la diferencia. En los casos más graves o en tratamientos odontológicos prolongados, como cirugías, puede emplearse la sedación consciente, con óxido nitroso.
No. La extracción de las muelas del juicio está indicada en el caso de que generen algún tipo de problemas, como dolor, infección o afecten a la posición del resto de las piezas dentales. La extracción es sencilla y no es dolorosa.
Siempre que se tiene dolor dental se debe acudir al dentista a pesar de que éste desaparezca al poco tiempo. Normalmente es indicativo de que algo está ocurriendo y lo importante es averiguar si ha sido algo casual o está comenzando alguna patología (caries, infección, erupción de una muela del juicio…).
Un diabético tiene problemas con las heridas abiertas, ya que tienden a tener peor cicatrización y mayor riesgo de infección. Lo importante antes de hacer un implante o cualquier procedimiento invasivo es que el paciente tenga el azúcar controlado. Después, se puede realizar cualquier procedimiento instaurando una profilaxis antibiótica, además de realizar el procedimiento con plasma rico en factores de crecimiento. Esto va a aportar a la herida quirúrgica/implante un mayor número de células que favorecen la cicatrización y disminuyen el riesgo de infección.